¿No estás segur@ que esa botella que dice "extra virgen" en tu cocina sea realmente un aove (aceite de oliva virgen extra)? Te entiendo... no por nada se dice que esta es una de las industrias con mayor fraude en el mundo.
La buena noticia, si vives en Chile, es que acá no tenemos grandes problemas de adulteración, y si tu aceite de oliva no pasa la "prueba de la blancura", probablemente sea por un error del productor (a veces ni ellos mismos conocen la calidad de su aceite) o porque perdió la condición virgen extra debido a un mal almacenamiento. En otros países, sin embargo, comprar un verdadero aove es realmente un desafío.
Acá te dejo cuatro consejos para que revises la botella que tienes en tu casa (antes de comenzar, fíjate bien que diga "aceite de oliva virgen extra" o "aceite de oliva extra virgen", sino, probablemente sea simplemente una grasa refinada o mezcla):

1) Oler.
Aunque no seas un catador entrenado, todas las personas tienen la capacidad de analizar un producto -¡cualquiera!- usando sus sentidos. Toma una copa, pocillo o cuchara y vierte unos 10 - 15 ml de aceite. Intenta calentarlo tomándolo con tus manos (lo ideal es que llegue a una temperatura de 28 grados), de esta forma esta grasa "soltará" sus aromas (que son compuestos volátiles). Acerca tu nariz y huele. Deberías sentir sensaciones naturales como pasto, manzana, alcachofa, almendra, tomate, hierba... no importa que no logres identificar los aromas, pero este frutado debería transportarte a la naturaleza, al campo, al mismo olivo. Si por el contrario sientes olores artificiales o procesados -pintura, acetona, cera, crayones, salame, queso, vinagre, vino, hongos-, tenemos un problema.

2) Probar.
El aceite de oliva virgen extra debe tener sensaciones de amargor y picor en la boca. Es lo que confirma la presencia de fenoles, los potentes antioxidantes que le dan vida a esta grasa. Mete el equivalente a una cucharada de aove en tu boca. Trata de moverlo por toda la cavidad, y concéntrate en las sensaciones que provoca. El amargo se siente especialmente en los costados de la lengua, mientras que el picor aparecerá cuando lo tragues, ya que es una sensación táctil que se percibe principalmente en la garganta, e incluso te puede hacer toser. Los aceites de oliva de buena calidad tienen estas dos sensaciones muy claras. Si sólo sientes grasa, como si tragaras vaselina, probablemente sea un aceite que ya está rancio o muy "cansado", y ya ha perdido sus propiedades.

3) Revisa la fecha.
Una condición indispensable de un buen aove es la frescura. Por eso siempre insisto en elegir aoves de la última cosecha disponible (consumir dentro del año que son producidos). Pero además, lamentablemente es un producto muy sensible a la oxidación, por lo que las condiciones en que ha sido almacenado desde su extracción son vitales para su calidad. Estudios indican que una vez en la góndola del supermercado, el aove demora 60 días en perder su condición "virgen extra", porque la oxidación se incrementa con la luz y temperatura, al punto de generar sensaciones de rancio. Lo mismo en tu casa si no lo tienes bien guardado (bien cerrado, en su envase original y en un lugar oscuro). Por eso, si el aceite que tienes está abierto hace más de un mes, o si la fecha de envasado es anterior a seis meses, tienes que tener ojo.

4) Busca el origen.
Este último tip es menos científico, pero los productores que se enorgullecen de su trabajo, siempre van a incluir información sobre el origen en la botella. Si señala un lugar o región específica, significa que las olivas fueron cosechadas ahí y muchas veces procesadas en la almazara dentro del campo o en un lugar cercano. Las grandes marcas industriales, donde el interés está puesto más en el volumen que en la calidad, suelen mezclar aceites de diferentes orígenes, los que recorren grandes distancias antes de llegar a la botella que tienes en tu casa. Ahí hay una pista. No significa que sólo por señalar su origen va a ser de calidad (tampoco lo contrario por si solo), pero da mayor confianza conocer la procedencia y confirmar el respeto del productor por el aceite que está comercializando, así es que con esta información, junto a los tips anteriores, tendrás más datos para tu análisis.
¿Y qué tal? ¿Tu aove pasó la prueba? Si quieres saber más, no te pierdas este post con las 10 cosas que tienes que saber sobre el aceite de oliva y otras recomendaciones sobre la fecha en el etiquetado.
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