No es fácil presentar aceites chilenos al mundo en estas fechas, cuando el hemisferio norte hace su estreno con frescura e intensidad. A nuestros aceites se le notan ya los meses en botella y empiezan con sus primeros signos de oxidación, mientras los “gigantes” del mediterráneo atacan con todo su poder y los polifenoles intactos. Ya hemos repetido que lejos de “ganar”, con el paso del tiempo los aceites de oliva pierden aroma y sabor, y los 6 meses de diferencia entre la cosecha del norte y la del sur se notan más que nunca por estos días.
La contienda es desigual, sin duda. Pero ahí vamos, estoicos y orgullosos con nuestra propuesta del Nuevo Mundo. Y una vez más, nuestro Chile impacta, gusta, sorprende.
Estoy en Londres terminando la séptima versión de Olive Oil Sommelier Certification, un programa educacional de Olive Oil Times, que aterrizó por primera vez en Europa, luego de exitosas versiones en California y Nueva York. Este curso reúne a 40 productores, retailers, chefs y entusiastas del extra virgen que buscan especializarse. Para eso, nuestro equipo de instructores preparó minuciosamente las catas. En un salón de Russell Square se reúnen alrededor de 150 muestras de los orígenes más increíbles: Japón, China, Túnez, Italia, Portugal, España, California, Sudáfrica, Marruecos, Australia, Argentina, en fin… una larga lista que también incluye a Chile.
Mientras la semana avanza, vamos pasando por defectos, varietales de todo el mundo, denominaciones de origen, diferentes intensidades, aceites sobresalientes y otros no tanto. Y pese a esa diferencia de frescura, Chile sale airoso, con muestras casi siempre al nivel de los grandes extra virgen que tenemos al lado. Frente a frente, de igual a igual con los mejores del mundo.
Una de estas muestras que saca la cara por la bandera es Qori. Un aceite de nuestro norte, de la provincia del Limarí, que hace tiempo me tenía tentada. Aunque produce desde 2009 en sus 245 hectáreas de olivos, esta marca lleva sólo un par de cosechas en el mercado. Es un blend de dos variedades españolas -Arbequina y Arbosana-, junto a la italiana Coratina. Y es precisamente esta última la que le da una personalidad tan interesante. Los aceites italianos, principalmente los toscanos, destacan por su extraordinario perfil aromático, marcado por la almendra verde, la manzana y las flores. Qori tiene todo eso y más. Un verdadero perfume que sorprende y encanta.
En la boca tiene la intensidad perfecta, muy equilibrado, genial para aquellos que prefieren aceites suaves, pero con personalidad. Es un gran compañero para pastas, por ejemplo.
Con la frase “Ethnic Gourmet” y una serie de íconos serigrafiados, la botella de Qori se suma a los packaging que están dando que hablar. Una linda y elegante propuesta que orgullosamente se puede llevar a cualquier mesa.
No es un aceite fácil de encontrar en el mercado masivo, pero tienen venta directa, y despacho en Santiago, además de presencia en algunos locales de La Serena y la capital. El detalle lo pueden revisar en su Instagram: @qori_oliveoil.
La botella de 500 ml tiene un valor aproximado de $3.000. En Chile aún no somos conscientes de lo afortunados que somos, ya que podemos acceder a grandes extra virgen a un precio demasiado conveniente. Un aceite de este nivel, en Italia o España, cuesta por lo menos el doble, o más. Una de las gracias que aún tiene nuestra industria.
Vuelvo feliz de Londres. Hay tanto por hacer, pero es tremendamente gratificante cada vez que uno de los nuestros saca aplausos. Feliz por Qori y feliz por Chile.
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